La palabra pintada y ¿Quién teme al Bauhaus feroz? Tom Wolfe. Anagrama, Colección Otra vuelta de tuerca, mayo 2010
En la globalización la arquitectura ha devenido en un diseño de objetos vacíos, chorreantes de adornos en zigzag.
Se observa que los arquitectos están siempre dispuestos a deformar los edificios si así lo pide el cliente y listos a dar una serie de argumentos para justificar sus gastos sin ninguna base ni sustento más allá que el de su pedantería. Plenamente integrados a la cultura filistea del negocio y de lo que no tiene ningún valor, parece que se regodean de estar en la zona marginal alejada de todo aporte al desarrollo, a la investigación científica y a lo que es apropiado y pertinente a un contexto y a una realidad.
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